La Dulzura del Amor: Soy Madre Especial

Si en cierta ocasión creíste que fue el azar que participaste para que tu Hijo con alguna discapacidad  estuviera a tu cuidado... olvídalo... Segura estoy  que Dios nos eligió... (A ti ... a mi... a todas) a ser las madres de estos maravillosos seres que cada día ponen a desafío  nuestra paciencia, nuestra confianza en Dios y sobre todo nuestro "Amor"...

Mucho se habla de los Niños con Capacidades Especiales, pero poco se habla de las Madres Especiales.  Esas somos nosotras.  Seres que hemos sido elegidas, por una razón, para llevar una tarea gigantesca, pero intensamente gratificante, si sabemos adecuarnos a las circunstancias y sobrellevar cada experiencia por muy complicada que la veamos desde cada punto de vista; Mujeres luchadoras y con una chispa de Súper Poderes que usamos sin tener una varita Mágica, pero que hacemos realidad a veces hasta en segundos; Madres ESPECIALES, Madres Capaces y llevaderas de una Vida inusual pero bastante común, con las mismas obligaciones  y derechos que las que se Consideran Normales,  porque demostramos ser aptas para la Misión encomendada.

Hoy ser mamá, es un reto permanente, es haber guardado el dolor primerizo en un anaquel, para llegar a disfrutarlo cada día, porque cada día con él es único, porque cada abrazo encierra “todo” porque cada beso es una sensación de “dulzura incomparable”, y porque encierra lo más sagrado que existe entre una mamá y un hijo, que es “el Amor”. Ser mamá de Keyner  es ser una “Mamá Especial”, pero no precisamente por toda la atención que él necesita, no por velar sus fiebres, No por chequear su Corazón; no por creer que se me agoten las fuerzas y mañana me renuevo para estar a su lado, y no porque Supuesta-mente necesite mas de Mi sino “porque aprendí a vivir de una manera distinta mas no desigual”.

Cada día Agradezco a mi Hijo  haberme enseñado a sentir y vivir  Feliz, celebrando cada simpleza o hallazgo por pequeño que sea” y a comprender que “se puede”, que yo puedo ser feliz teniéndolo, así tal cual es, y que todo depende de uno mismo y de la Fe que permanece dentro de nosotros.