LAS RUTINAS TAMBIÉN VAN DE LA MANO CON EL SÍNDROME DE DOWN
¿Sabías lo importante que es crear rutinas en los más pequeños? A
continuación podrás comprender por qué:
Crear una serie
de rutinas en nuestros hijos da señales de orden en ellos, y esa organización
que tú vas enseñándole luego se irá generalizando en su propia vida.
Un niño que tiene las actividades diarias desorganizadas es inseguro, porque
desconoce qué debe o qué va a hacer en cada momento. Sin embargo, si su vida
está organizada, sabrá qué es lo próximo en el día a día y será cada vez más independiente.
El adulto debe enseñarle al niño que él
determina dónde están los límites, y para ello crearemos unos hábitos, una
organización en la vida diaria de nuestros hijos y de la casa
.
Es esencial que el padre o la madre estipulen una serie de pautas inquebrantables desde
pequeños para que no crezcan como niños descontrolados, inseguro por la falta
de esos límites.
"Nuestros hijos tienden a lo cómodo, a
determinar qué quieren o no hacer, y eso es algo que los padres no pueden permitir,
para que crezcan como personas con autocontrol, organizadas y seguras de sí
mismas. El niño que ha crecido con todas las comodidades seguirá tendiendo a
eso como adulto".
Pero, ¿Cuáles son el tipo de rutinas que debemos crear en nuestros hijos?
En general, girarán en torno a
cinco grupos:
- Comida: horario, lugar, posición...
- Aseo: horario de baño, lavado de dientes,
manos...
- Juego: Tipos de juegos, tiempo destinado para
estos...
- Trabajo: Lugar para el estudio, tiempo dedicado a
él, reparto de actividades...
- Descanso: Horas de descanso, momento de acostarse,
lugar específico para ello...
¿Tu hijo pone
trabas a la hora de comer? ¡Soluciónalo
creándole un hábito!
En relación al tiempo destinado a la comida, debe haber siempre un horario
determinado para ello. El niño deberá acostumbrase a que en casa se come a las
14:00 o se cena a las 20:30, con una merienda de por medio. Tiene que saber que
no se puede comer entre horas, o que no es válido tener hambre a las 20:00 por
no haber merendado a su debido tiempo.
Además, es esencial destinar un lugar específico para sentarse a comer; no
puede decidir un día comer viendo la tele, o en el patio, o querer cenar en su
habitación. Si hemos destinado unas horas prefijadas del día a la alimentación,
también se determinará un lugar para ello, creando una rutina clara y precisa
desde pequeños, que impida oponerse a comer o alegue falta de apetencia, pues
sabrá que es lo que debe hacer en ese momento.
¿Llora, se queja o enrabieta cuando es la hora de
acostarse? Si
creamos un hábito de sueño en ellos será sencillo de solucionar.
Los padres deben establecer la hora de dormir en los más pequeños, crear una
rutina de sueño. De esta manera, el niño comprenderá que a las 22:00 debe
acostarse, sin poder poner resistencia a ello, pues es lo que desde pequeño se
le ha enseñado y se le ha impuesto. Tú mandas sobre él, y el pequeño entiende
este mandato sin oponerse.
Unido al horario para dormir, también debe estipularse un lugar, y que esto sea
inquebrantable. El niño no puede decidir dormirse en el sofá para que después
los padres lo acuesten, querer dormir con el padre o madre al lado o en la cama
del hermano. Existe su cama, el único lugar donde acostarse y descansar después
del largo día transcurrido.
¿Y si donde notamos más problemas es a la hora del aseo? Las
rutinas y el hábito también se encargarán de ello.
Los adultos deben fijar una serie de rituales de limpieza como que después de
cada comida siempre se tengan que lavar los dientes o limpiarse las manos antes
de acercarse a la mesa.
El baño también se estipulará a una hora determinada, algo que se marca desde
que son unos bebés y que debe continuarse.
Si como hemos visto, el pequeño se ducha a las 20:00 diariamente, cena a las
20:30 y se acuesta a las 22:00 adquirirá una rutina que difícilmente le costará
realizar y que aceptará con agrado.
Pero, si nuestro hijo sólo quiere pasar la tarde jugando, ¿cómo lo hacemos para que se acostumbre al estudio?
También desde pequeños, el horario de juego debe repartirse con el tiempo para
el trabajo y el estudio. En la vida de los niños no todo puede ser ocio o nunca
sabrá cómo organizar sus exámenes y tareas escolares en un futuro.
Desde bien pequeños, alrededor de los 3 o 4 años, debemos buscar una hora
diaria en la que nos sentemos con nuestros hijos a colorear, recortar, pintar,
ver cuentos... en definitiva, familiarizarse con el material escolar para que
cuando tengan 6 o 7 años y comiencen a realizar deberes, sepan buscar un tiempo
para ello y lo encuentren como parte del juego.
Otra rutina recomendable es que, desde primero de primaria, dediquen todos los
días por la tarde cinco o diez minutos a leer, en una hora específica.
Está
claro, que debemos ser algo flexibles con el tiempo estipulado. Si un día
nuestro hijo está más cansado, se dedicará menos tiempo a los quehaceres
escolares, pero siempre dedicando al menos un rato.
Entonces, ¿Qué ocurre con los fines de semana?
Si
el niño ha estado así de organizado y controlado de lunes a viernes, el fin de
semana será un tiempo para disfrutar en familia, ser más flexibles con la hora
de dormir, alargar más el tiempo de juego o despertarse más tarde. El pequeño
comprenderá que esto es así porque corresponde a la rutina del fin de semana y
esperará con agrado su llegada.
¿Será dificultoso conseguir la costumbre a
la rutina diaria? ¡No hay de qué
preocuparse!
Al principio deberás estar encima para comprobar que estos hábitos se cumplen,
acompañarlo en su organización diaria, pero conforme sean más mayores se les
irá exigiendo mayor autonomía: ducharse, ir a la cama, lavarse los dientes,
comer... todo podrá hacerlo él solo. Y lo mismo ocurrirá con los estudios, pues
por sí mismo sabrá qué tareas tiene que hacer para el colegio y cuál es la hora
que se dedica para ello.
El fin de todo esquema de rutinas es que el niño sepa organizar su
tiempo de manera autónoma y dependiente, con auto-control, porque un niño con
estas características siempre tendrá mucha mejor autoestima que el que no
cuenta con ellas; el que no tiene un orden diario establecido hará todo como puede, sin
tiempo para nada, dejando atrás tareas sin hacer, cosa que no ocurrirá con los
niños a los que se les acostumbra a cumplir un horario rutinario: se verán
reconfortados en su vida diaria y sentirán el premio de sentirse autónomos y
saber que el adulto se siente orgulloso de ello.
RECUERDA:
- Las rutinas, le brindan al niño identidad, constancia,
seguridad y estabilidad emocional.
- La repetición de una rutina, le dará a tu hijo, la seguridad de saber que es lo que se espera de él, y lo ayudará a desarrollar su sentido de la responsabilidad.
- El momento ideal para comenzar a instalar estos hábitos, es durante los primeros dos años, cabe recordar que hay hábitos que pueden demorar meses y hasta años en establecerse, la clave está en la constancia y en la repetición.
- No es recomendable utilizar gritos ni castigos físicos para fomentar un hábito.
Genial!!!!!me ha encantado.
ResponderEliminarbesos
Hola, Elias es bastante cuadrado en cuanto a sus rutinas, asi que muchas veces trato de caminar por otra calle para llegar a algun lugar, o a la hora de comida servir en diferentes turnos etc, porque sino el se acostumbra a una cosa y tampoco creo que es bueno, ya que si lo sacas de sus rutinas le crea una ansiedad y le decimos "no pasa nada, si lo haces asi"
ResponderEliminarcon eva manejamos muchisimas las rutinas porque no esta acostumbrada a eso y funciona mucho mejor en rutina
Excelente. Yo tengo incluso su reloj con fotos de cada actividad. Isaac sabe a las 2 comer, 3 tarea, 6 Iñaqui dice(sucompañero en la t. d elenguaje) o mnasio (el gym) 7 merendar, 8 bañar, 9 a dormir¡¡¡ Y el viernes es de juguete en el Cole y pelis en la tarde o estar con amigos y el ya sabe y sube por su "juguete" . Muy buena información.
ResponderEliminar